lunes, 8 de noviembre de 2010

Evaluemos este reportaje

El paraiso escondido de los escorts

por María Alejandra Castillo

Puerto Rico se perfila como un destino turístico exclusivo que ofrece actividades como el ecoturismo, los hoteles de lujo, novedosos campos de golf, y hasta un centro de convenciones que lleva el nombre del proclamado “Mesías”. Sin embargo, a la Compañía de Turismo se le ha escapado de las manos el negocio de los “escorts”, trabajadores sexuales de alto costo cuya clientela, por lo general, viene del extranjero.

La empresa de escort ha ganado una alta reputación en Puerto Rico debido al nivel de confiabilidad y seguridad de los servicios ya que las empleadas y la clientela son sometidas a pruebas de enfermedades de transmisión sexual.

Se trata de una serie catálogos cibernéticos organizados que sugieren mujeres “acompañantes”, fotografías de semidesnudos, algunos datos sobre su personalidad, su disponibilidad, un desglose de sus medidas corporales, y los precios por los diferentes servicios que ofrecen, fluctuando entre los $200 y los $500 dólares por hora. Estas redes cibernéticas corresponden a unas oficinas centrales localizadas en Atlanta dedicadas a mover a sus empleadas entre Puerto Rico, Estados Unidos y Europa.

Por otra parte, las redes incluyen enlaces en los que clientes pueden reseñar su experiencia con la escort, confirmar o denegar las descripciones ofrecidas por la página original. Sin embargo, descripciones explicitas solo están disponibles para miembros “VIP” que han pagado una mensualidad.

La mayoría de las mujeres que trabajan para estas empresas no solo realizan trabajos sexuales, sino que suelen acompañar al cliente a cenas o a otras actividades. Según la señora Sofía (nombre ficticio para una de las administradoras) las empleadas “… requieren una educación universitaria. Necesitan poder sostener una conversación con clientes que, por general, evitan los clubes nocturnos.

La prostitucion legitima de Puerto Rico
Hace unas décadas un lugar llamado The Black Angus en Miramar era frecuentado por hombres de todas clases: militares, extranjeros, padres e hijos, o cualquiera que le interesara compartir con lo mejor en el mercado caribeño del oficio carnal. Luego de un sinnúmero de redadas en las que prostitutas y clientes fueron arrestados el afamado local cerró operaciones.

Hoy día, la ley numero 396 de 8 de septiembre de 2000 del Código Penal de Puerto Rico “…penaliza llevar a cabo relaciones sexuales con otra persona por dinero o algún tipo de pago; así como también el sólo hecho de ofrecer o solicitar llevar a cabo la relación sexual con pago.”
Sin embargo, la ley no rige ningún servicio ofrecido por el infinito mundo del Internet, donde los servicios sexuales se tornan ilimitados e incontrolables. Por otra parte, el identificar los encuentros entre las trabajadoras sexuales de dichas agencias y sus clientes es casi imperceptible. Empleados de hoteles donde se consuman los encuentros relatan que usualmente son mujeres que suben sorpresivamente a un cuarto o que esperan pacientemente dentro de un restaurante por su contrario.

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